Podemos ante el incremento de la tensión bélica en Ucrania

Desde Podemos recibimos con honda preocupación el incremento de la tensión bélica en Ucrania y rechazamos el aumento de los movimientos de tropas y el envío de buques y cazas a la zona. Tras meses de alta tensión entre las potencias y el despliegue a finales de diciembre de más de 100.000 soldados rusos en la frontera con Ucrania, caminamos hacia un conflicto de difícil solución si no apuntamos a la distensión y a la autonomía estratégica para defender nuestros propios intereses y valores.

Desde 2013 el conflicto en Ucrania ha dejado miles de víctimas y ha devastado y dividido el país.  Pero los conflictos no han sucedido sólo en Ucrania. En los últimos 25 años, las guerras, los enfrentamientos armados, la violencia sexual y la expulsión de personas no han han dejado de aumentar en la vecindad oriental y sur europea. Esos conflictos no solo han arrasado países enteros sino que sus consecuencias han llegado a Europa en forma de aumento de los flujos de personas migrantes y refugiadas, conflictos políticos y económicos, presión de la extrema derecha o atentados terroristas.

Desde Podemos siempre hemos defendido una aproximación cooperativa y no competitiva en la vecindad oriental entre la UE y Rusia para compartir horizontes de desarrollo económico justo, relaciones comerciales y promoción de los derechos humanos. De hecho, ya compartimos fronteras, suministros energéticos, relaciones comerciales, historia y las poblaciones de la zona cuentan con una larga historia de relaciones políticas, económicas y culturales. 

Hablar de la OTAN es hablar de la Guerra Fría. Esa etapa ya se superó. No podemos volver a recrearla porque perderíamos todos y todas. En este 2022 en que el mundo sigue afrontando la pandemia y la emergencia climática apostamos por la cooperación entre países, pueblos y personas.  Por esta razón, no tiene sentido que ahora la OTAN se extienda a Ucrania y Georgia por intereses de EEUU. Algo que es percibido como una amenaza militar por Rusia, lo que añade más tensiones a una zona que ya ha sufrido demasiado.

Las tensiones entre EEUU y Rusia no pueden trasladarse dentro de la UE porque saldríamos perdiendo todos y todas. No puede ser tampoco el momento en que desde dentro de la UE se use el momento de tensión para hacer avanzar posturas que poco tienen de europeístas. Al contrario, es el momento de la política internacional con mayúsculas. 

La UE debe apostar por seguir construyendo una postura coordinada y común entre las diferentes sensibilidades de los países bálticos y del Este de Europa y Alemania, Francia, Italia y España. En este sentido, desde Podemos creemos que es el momento de llevar a la práctica lo discutido estos años sobre autonomía estratégica. Es decir, poder tener políticas independientes que nos permitan defender nuestros propios intereses y valores en política exterior, comercial, de defensa o de derechos humanos; no los de EEUU, ni los de Rusia ni los de China.  

El “no a la guerra” que recorrió el mundo entero en 2003 aún resuena todavía en las calles de nuestro país. Por esa razón, ahora más que nunca es el momento de actuar en favor de la paz, el diálogo y la distensión.  La UE debería tomar un rol de mediador entre las posturas de EEUU y  Rusia. Esto pasa por actuar rápida y decididamente. En primer lugar, por impulsar las fórmulas y foros para lograr una solución a los conflictos de Ucrania, según los Acuerdos de Minsk II de 2015; negociados entre Francia, Alemania, Ucrania y Rusia y respaldados por EEUU y las Naciones Unidas. Unos acuerdos avalados por la hoja de ruta establecida por la Resolución 2022 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con tres elementos clave: la desmilitarización, el restablecimiento de la soberanía ucraniana, incluido el control de la frontera con Rusia, y la autonomía de un Donbás desmilitarizado e integrado en Ucrania, pero garantizado por un tratado internacional. Y también pasa por activar los foros de la OSCE. En segundo lugar, hay que plantear un horizonte de futuro. La UE necesita una política europea de seguridad basada en la democracia, los derechos humanos y el desarrollo económico justo. Eso pasa también por acelerar la transición ecológica con energías limpias por el bien del planeta y para evitar depender de otros países. Y pasa también por trabajar por tener una relación independiente en política exterior, basada en nuestros propios valores e intereses, con EEUU, Rusia y China.


Jueves, 20 de enero de 2022.