Este año será el primer aniversario de la muerte de nuestro genocida patrio con la extrema derecha sin careta colonizando el Congreso con 52 diputados. Fuera del refugio que era el partido de la Gürtel y desactivando el resto de propuestas nostálgicas de ultraderecha, de las que ha absorbido sus cuadros, se presentan sin complejos, previo blanqueo en prime time de Susana Griso, Ana Rosa Quintana o Trancas y Barrancas. La extrema derecha que nos dejaba protestar si no hacíamos mucho ruido, si no estábamos organizadas y que permitía gobernar con alternancia al PsoE, si no levantaba mucho las alfombras, ha tenido que salir de las sombras a reclamar su cuota de bilis y odio. El proceso no es distinto al resto de Europa o del mundo, es un porcentaje similar de voto, pero es sangrante que campeen tan impunemente en un país con todavía 120.000 cadáveres regando nuestras cunetas. Es indecente la limpieza mediática que se ha hecho de una opción política tan peligrosa y llena de odio a todo lo distinto y vulnerable, logrando que sea una opción de voto viable para nuestras vecinas y vecinos.
Ahora más que nunca necesitamos recordar, pensar y contextualizar qué virus estaba latente en el PP, que se envalentonó bajo la batuta del presidente que se inventaba armas de destrucción masiva. En Leganés les hemos ganado y les volveremos a ganar. Lucharemos con la verdad, la decencia y la dignidad frente a los que mañana sienten nostalgia. La memoria histórica, el republicanismo y el laicismo seguirán siendo nuestros activos contra los que quieren que todo permanezca atado y bien atado como se pretendió dejar ese 20 de noviembre de 1975.